El detrás de escena de la Reforma Tributaria: el Gobierno prepara el fin del monotributo y un recorte silencioso en Ganancias

14 de noviembre de 2025
Redacción La Plata Diario

En conversaciones reservadas con empresarios, el Ejecutivo avanza con una reforma tributaria que reconfigura el trabajo independiente, baja aportes patronales y reduce el piso de Ganancias. En el trasfondo, una jugada doble: ordenar la recaudación para el FMI y empujar la formalización sin admitir un ajuste encubierto sobre los ingresos medios.

En el Gobierno no lo dicen en voz alta, pero la señal está lanzada: el monotributo, esa suerte de “anestesia fiscal” que sostiene a tres millones de contribuyentes, tiene fecha de defunción. Lo que se discute ahora es el epitafio. La decisión, avanzada en encuentros discretos con empresarios y cámaras sectoriales, forma parte de un rediseño más profundo: un sistema laboral que ya no distingue entre microemprendedor, autónomo o asalariado, sino entre quien puede pagar y quien no.

Desde el Palacio de Hacienda, Luis Caputo intenta venderlo como una modernización. Pero el borrador de la reforma —al que accedieron los ejecutivos que participaron de las reuniones— responde palabra por palabra a un viejo deseo del FMI: eliminar regímenes simplificados, ampliar la base imponible y achicar los agujeros por donde se escurre la recaudación.

Reforma laboral y tributaria en debate.

La muerte del monotributo: una transición más brusca que moderada

El plan, bautizado con un eufemismo tecnocrático —“Una reforma para formalizar la economía, impulsar el mercado de capitales y resolver la sustentabilidad previsional”—, propone migrar a los monotributistas al régimen de autónomos. Para algunos será un salto administrativo; para otros, un incremento inevitable de costos.

La cuota, que hoy oscila entre $50.000 y $700.000, quedaría entre $100.000 y $500.000, pero con deducciones que hoy no existen. Un alivio para los de ingresos altos; un peso extra para los de actividades chicas, que hasta ahora sobrevivían dentro del paraguas del monotributo.

En los pasillos del Ministerio lo dicen sin rodeos: "Es blanqueo, no amnistía". Traducido: lo que hoy se subdeclara deberá empezar a verse en el sistema.

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Ganancias: menos piso, más contribuyentes

La otra pata del paquete es la reducción del mínimo no imponible. Con el nuevo esquema, un soltero sin hijos comenzará a pagar Ganancias a partir de los $2,8 millones brutos, lo que equivale a un neto de unos $2,36 millones.
Un mínimo apenas disfrazado bajo un número promedio, pero que implica sumar miles de trabajadores al impuesto en 2025.

La escala de alícuotas no se toca: 5% a 35%. Sí se agrega un límite a deducciones de $5 millones, un techo que no existía y que podría convertir a Ganancias en un impuesto más rígido para sectores medios—altos.

El premio a las empresas: rebajas y “blanqueo a costo cero”

Mientras los independientes enfrentarán un sistema más exigente, las empresas recibirán un beneficio inmediato: baja de aportes patronales del 25,5% al 17%. Y para los empleados, reducción del 17% al 13%.

El Gobierno intenta así corregir una paradoja histórica: la Argentina castiga más al trabajo formal que al informal, y eso alimenta un mercado laboral donde casi 6 de cada 10 empleos fuera del sector público no tienen registro.

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La pieza más audaz del paquete es el “blanqueo laboral a costo cero”: las compañías podrán regularizar trabajadores sin pagar multas retroactivas. Una puerta abierta —dicen en Capital Humano— para convertir trabajo negro en empleo formal. Una señal peligrosa —advierten laboralistas— para quienes cumplieron siempre con la ley.

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Hay un dato central que el Gobierno omite mencionar:
esta reforma es el preámbulo del próximo acuerdo con el Fondo.
No se trata solo de ordenar la economía informal; se trata de aumentar la recaudación efectiva sin subir impuestos en apariencia.

Eliminar el monotributo suma contribuyentes plenos. Reducir el piso de Ganancias amplía la base imponible. Bajar aportes patronales tiene impacto fiscal neutro si crece la formalización.
En resumen: más ingresos, menos gasto, más prolijidad técnica para mostrar en Washington.

Caputo quiere llevar este paquete a extraordinarias. El oficialismo sabe que el Congreso es un obstáculo, pero no necesariamente un freno. En la oposición hay sectores que vienen reclamando desde hace años una reforma laboral más profunda. Y otros —sobre todo gobernadores— que necesitan más recaudación como el agua.

La jugada está en marcha. La pregunta no es si el monotributo desaparecerá… sino cuándo y bajo qué costo político.