“Que el dueño de la bala se cuide”: el desesperado pedido de justicia por Angelina, la nena herida en Navidad
La Navidad se transformó en una pesadilla para una familia de Villa Sarmiento. Angelina, una nena de 12 años, pelea por su vida en terapia intensiva luego de ser alcanzada por una bala perdida en medio de los festejos navideños. El hecho ocurrió durante la noche del 25 de diciembre, cuando la menor salió a la vereda junto a otros chicos para ver los fuegos artificiales, sin imaginar que un disparo al aire terminaría impactando en su cabeza.
El proyectil, de bajo calibre, quedó alojado en la fosa posterior del cráneo, provocándole una grave lesión que obligó a su inmediata internación. Desde entonces, Angelina permanece estable pero en estado crítico, mientras los médicos evalúan una compleja intervención quirúrgica para extraer la bala, que ingresó pero no tuvo orificio de salida.

En medio del dolor y la angustia, la familia rompió el silencio frente a las cámaras. La tía de la menor, visiblemente conmocionada, realizó un fuerte descargo que rápidamente se viralizó: “Va a salir porque es superfuerte, pero que el hijo de puta que es el dueño de la bala se cuide”, lanzó con crudeza, expresando la bronca acumulada por una tragedia evitable.
Según relataron los familiares, los chicos apenas habían salido a la calle después de la cena. “No llegaron ni a abrir los regalos”, contó el tío de Angelina. “Estaban mirando el cielo, escuchando los ruidos, y de repente cayó desplomada”. El disparo, aseguran, provino de algún punto cercano, en un barrio donde los festejos con armas de fuego se repiten año tras año.

El testimonio del tío fue desgarrador. Explicó que la bala ingresó por la parte posterior de la cabeza y quedó alojada, lo que agrava el cuadro clínico. “Entró pero no salió”, describió, mientras remarcaba que cada hora es clave para la evolución de la menor.
La familia apuntó directamente contra la irresponsabilidad de quienes disparan al aire durante celebraciones. “No miden las consecuencias. Cada tiro al aire es una posibilidad de matar a alguien o arruinarle la vida para siempre”, señalaron, reclamando conciencia social y una respuesta judicial firme.
El caso volvió a poner en el centro del debate una práctica tan extendida como peligrosa. Cada año, durante Navidad y Año Nuevo, se repiten episodios similares en distintos puntos del país, con víctimas inocentes que pagan el costo de la imprudencia ajena. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los responsables nunca son identificados.

Mientras la investigación avanza para determinar el origen del disparo, la familia de Angelina exige justicia y que el caso no quede impune. “No fue un accidente, fue una decisión. Alguien apretó el gatillo”, remarcan, con la esperanza de que el sufrimiento de su hija sirva para evitar nuevas tragedias.
Hoy, toda una comunidad acompaña en silencio la lucha de Angelina. Su historia, marcada por una bala perdida en una noche que debía ser de celebración, vuelve a exponer una realidad tan cruda como urgente: la violencia irresponsable no dispara al cielo, siempre termina cayendo sobre alguien.
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