Este martes se cumplen cinco años del fallecimiento de Diego Armando Maradona, el máximo ídolo futbolístico de la Argentina y una de las figuras más influyentes de la cultura popular mundial. El astro murió el 25 de noviembre de 2020, a los 60 años, tras una descompensación cardíaca que derivó en un edema de pulmón, mientras se recuperaba en una casa del barrio privado San Andrés, en el municipio bonaerense de Tigre.

Aquel miércoles a las 13.10, la noticia de su muerte paralizó al país. Como sucedió con otros símbolos nacionales —desde Carlos Gardel hasta gestas deportivas inolvidables, como los goles a Inglaterra en México ’86— cada argentino recuerda con exactitud dónde estaba y qué hacía cuando los medios, entre ellos la Agencia Noticias Argentinas, confirmaron la pérdida física del “10”.

Cinco años después, el impacto emocional sigue vigente. Para millones de personas, su muerte continúa siendo una herida abierta, imposible de cerrar del todo. Maradona trasciende las fronteras del deporte: es un ícono cultural, un mito argentino y una referencia universal cuya ausencia todavía se siente en cada cancha, en cada murga, en cada bandera y en cada rincón del planeta donde su nombre despierta devoción.

Mientras tanto, el juicio por su muerte permanece frenado y a la espera de que el proceso judicial se reactive, un capítulo que todavía genera reclamos, debates y cuestionamientos en torno a las responsabilidades del equipo médico que lo atendía.

A cinco años de su partida, la figura de Maradona sigue intacta: polémica, luminosa, irrepetible. Un símbolo eterno del fútbol y del alma popular argentina.