Nepotismo y sucesión a dedo en Avellaneda: Ferraresi se toma licencia y deja la intendencia en manos de su esposa
02 de agosto de 2025
Magdalena Sierra asumió como jefa comunal interina tras la salida de su esposo, Jorge Ferraresi. En el peronismo local crecen las críticas por un posible intento de instalar su candidatura de cara a 2027, sin consenso interno.
En pleno calendario electoral, el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, sorprendió al pedir licencia y ceder el mando municipal a su esposa, Magdalena Sierra, quien asumió como intendenta interina. Aunque el traspaso se presentó como una medida institucional ordenada, dentro del peronismo local la jugada generó tensiones y abrió un fuerte debate sobre el funcionamiento democrático dentro del espacio oficialista.
El episodio remite inevitablemente a 2009, cuando el entonces intendente Baldomero Álvarez abandonó su cargo para asumir como ministro en la provincia y Ferraresi, quien lo reemplazó, terminó consolidando su propio liderazgo político. Esta vez, quizás para evitar repetir esa historia, Ferraresi dejó el poder en manos de alguien de máxima confianza: su compañera de vida y aliada política.
El ingreso de Sierra al despacho fue registrado en un video difundido en redes sociales, donde se la ve recibida con aplausos por parte del personal municipal. Sin embargo, ese intento de legitimación pública no logró frenar el malestar interno. Dirigentes del justicialismo local consideran que la designación no fue fruto de un debate abierto ni de un acuerdo colectivo, sino más bien una estrategia personal para asegurar la continuidad del poder en el núcleo familiar.
Voces críticas ya hablan de un "nepotismo institucionalizado" y una "transición digitada" con fines electorales. La sospecha que circula con fuerza en Avellaneda es que Ferraresi estaría buscando instalar a Sierra como su sucesora natural rumbo a las elecciones de 2027, evitando disputas internas que pongan en riesgo el control del distrito.
El movimiento ocurre en un contexto complejo para el oficialismo bonaerense, que se prepara para las elecciones legislativas del 7 de septiembre bajo el nuevo sello Fuerza Patria. En ese marco, las prácticas de concentración familiar del poder no solo tensan al peronismo local, sino que también podrían erosionar la imagen del espacio ante una ciudadanía cada vez más crítica del privilegio político heredado.
Pese a la polémica, Sierra intentó enviar un mensaje de continuidad institucional. “Voy a seguir acompañando el proyecto que lidera Jorge”, publicó en su cuenta de Instagram tras asumir el cargo. Pero en los pasillos del PJ local el clima está lejos de ser armónico: algunos dirigentes ya evalúan un posible quiebre si no se abren instancias reales de participación y debate sobre el futuro del peronismo en Avellaneda.
Lo que para algunos es una jugada pragmática para evitar traiciones internas, para otros es una señal de autoritarismo político con apellido. Y en un escenario donde la legitimidad ya no se construye solo con votos, la decisión de Ferraresi podría terminar teniendo un costo más alto del que esperaba.