Las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires se convirtieron en un duro cachetazo para el oficialismo libertario. Lejos de la promesa de “enterrar al kirchnerismo”, el mapa bonaerense mostró el regreso del peronismo como principal fuerza política, consolidando su bastión en la mayor provincia del país.

El frente Fuerza Patria, integrado por los sectores que lideran Axel Kicillof, Cristina Kirchner y Sergio Massa, obtuvo una diferencia de 13 puntos sobre La Libertad Avanza, que había sellado una alianza con Mauricio Macri para intentar disputar el territorio. El resultado fue contundente: triunfo en seis de las ocho secciones electorales y control de 34 bancas legislativas entre diputados y senadores provinciales.

Para Javier Milei, que había nacionalizado la campaña en Buenos Aires bajo la consigna “Kirchnerismo, Nunca Más”, el resultado representa un revés estratégico que debilita su relato y condiciona seriamente las expectativas de las elecciones de octubre.

El mapa bonaerense, lejos de teñirse de violeta como auguraba el oficialismo, recuperó el tradicional celeste peronista, dejando apenas pequeños distritos en manos libertarias. El escenario electoral refuerza al peronismo como resistencia política frente al ajuste libertario y abre interrogantes sobre la capacidad de Milei de sostener su proyecto en la segunda mitad de gestión.

Con las legislativas nacionales del 26 de octubre en el horizonte, el gobierno queda atrapado en un laberinto: sin consolidar alianzas territoriales sólidas y con un electorado bonaerense que volvió a respaldar al peronismo, la gobernabilidad se vuelve un desafío mayor para la Casa Rosada.