Reforma laboral: el Senado acelera el trámite y abre el debate en Comisión
17 de diciembre de 2025
El Gobierno abrió el debate de la reforma laboral en el Senado con una ingeniería parlamentaria diseñada para obtener dictamen en tiempo récord. Comisiones con mayoría propia, aliados alineados y una oposición contenida marcan el inicio de una batalla clave para Javier Milei antes de fin de año.
En el Congreso, la velocidad no es un detalle técnico: es una definición política. Este miércoles a las 11, el Senado abrirá el debate en comisión del proyecto de reforma laboral, una de las piezas centrales del programa de Javier Milei, con la intención explícita del oficialismo de votarla antes de fin de año, el viernes 26 de diciembre.
La estrategia no es improvisada. Desde las 9 de la mañana quedarán formalmente constituidas, por separado, las comisiones de Trabajo y Previsión Social y de Presupuesto y Hacienda. Dos horas más tarde comenzará el plenario conjunto, donde se iniciará una ronda de exposiciones cuidadosamente administrada.
El mensaje es claro: trámite veloz, control de agenda y mayoría garantizada.
Comisiones hechas a medida
El diseño parlamentario se terminó de cerrar el martes, tras la reunión entre la vicepresidenta Victoria Villarruel y los jefes de bloque. Allí se acordó que la reforma laboral y la modificación de la ley de glaciares se discutan en simultáneo, un movimiento que permite distribuir costos políticos y ordenar prioridades del Ejecutivo.
La presidenta del bloque de La Libertad Avanza, Patricia Bullrich, fue la encargada de comunicar la jugada: el oficialismo logró asegurarse mayorías en las comisiones clave gracias a un bloque circunstancial de 44 senadores, integrado por LLA, UCR, PRO y fuerzas provinciales.
Ese número no garantiza la sanción en el recinto, pero sí algo imprescindible: el dictamen.
El objetivo: dictamen en 48 horas
Bullrich apuesta a cerrar el dictamen este viernes, luego de apenas dos días de debate. Habrá 15 expositores en total:
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10 propuestos por el oficialismo y sus aliados,
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5 por el interbloque peronista, que conduce José Mayans.
Entre los primeros oradores figuran el secretario de Trabajo, Julio Cordero, y funcionarios del Ministerio de Desregulación que encabeza Federico Sturzenegger. La presencia de ese equipo anticipa el enfoque: menos sindicalismo clásico y más lógica de mercado.
Trabajo y Presupuesto: el núcleo duro
La comisión de Trabajo y Previsión Social tendrá 17 integrantes. El oficialismo y sus aliados controlarán 12 bancas, frente a 5 del peronismo. Además de Bullrich, participarán figuras del riñón libertario, radicales dialoguistas, un senador del PRO y representantes de bloques provinciales.
En Presupuesto y Hacienda, el esquema se repite: 12 miembros alineados con el Gobierno contra una minoría opositora. El libertario Ezequiel Atauche conservará la presidencia, asegurando el control del ritmo del debate.
Este armado le permite al Ejecutivo avanzar sin sobresaltos en comisión. El desafío vendrá después.
El número que importa: 37
Para aprobar la reforma en el recinto, el oficialismo necesitará al menos 37 senadores para abrir la sesión y sancionar la ley. Es allí donde la ingeniería fina reemplaza al músculo: acuerdos puntuales, concesiones reglamentadas y gobernadores observando en silencio.
La reforma laboral no es solo una ley más. Es la condición que el propio Gobierno fijó para avanzar luego con la reforma previsional. Por eso la urgencia. Por eso la velocidad.
Glaciares: la otra batalla
En paralelo, el Senado también pondrá en marcha el debate sobre la ley de glaciares, un reclamo persistente de provincias mineras como Mendoza, Catamarca, San Juan, Salta y Jujuy.
Las comisiones de Minería, Energía y Combustibles y de Ambiente y Desarrollo Sustentable quedarán formalmente constituidas, con el radical Flavio Fama y la chubutense Edith Terenzi en las presidencias. La iniciativa busca otorgar mayor poder de decisión a las provincias, aunque bajo el compromiso formal de resguardar el ambiente.
Una prueba de gobernabilidad
La reforma laboral es, en los hechos, el primer gran test legislativo del mileísmo en su segundo año de gestión. No solo por su contenido, sino por el método: rapidez, control de comisiones y acuerdos transversales.
En el Senado, donde la tradición es la demora, el Gobierno intenta imponer otra lógica. Falta ver si la velocidad alcanza para convertir el dictamen en ley.





