La nueva CGT le envió un mensaje al Gobierno: “Si no hay diálogo, habrá justicia y calle”
09 de noviembre de 2025
El cosecretario general de la CGT, Octavio Argüello, advirtió que el Gobierno de Javier Milei impulsa una “flexibilización laboral por la fuerza” y anticipó que la central obrera está dispuesta a llevar su reclamo “a la justicia y a la calle”.
En un clima de creciente tensión entre el sindicalismo y el Gobierno, el dirigente camionero Octavio Argüello, recientemente ratificado como cosecretario general de la CGT, lanzó duras críticas contra la gestión de Javier Milei y advirtió que el movimiento obrero atraviesa “un momento decisivo” frente a lo que considera “un ataque sistemático a los derechos laborales”.
“Tenemos que comprender que ante este gobierno cipayo debemos unirnos, porque si no estamos todos juntos, nos llevan puestos”, afirmó el dirigente en declaraciones a Radio Rivadavia, marcando un tono de confrontación que anticipa nuevos capítulos en la pulseada entre la Casa Rosada y la principal central sindical del país.

Argüello apuntó directamente a la reforma laboral que impulsa el Ejecutivo, a la que calificó como “una imposición dictada por el Fondo Monetario y la embajada de Estados Unidos”. Según explicó, el proyecto oficial no persigue la modernización del empleo, sino la “eliminación de derechos adquiridos”:
“Quieren trabajadores sin derechos, totalmente indefensos. Esto no es una reforma moderna, es volver atrás 50 años”.
El dirigente también cuestionó los argumentos económicos del Gobierno:
“Lo que mata a las PYMEs son los impuestos, no las indemnizaciones. Un trabajador con diez años de antigüedad no quiebra a nadie; lo que quiebra son las políticas económicas”.
En medio del debate interno sobre la renovación de la dirigencia sindical, Argüello se mostró abierto a una transición generacional, pero defendió el valor de la experiencia:
“No es solo una cuestión de edad, sino de ideas y capacidad para afrontar los momentos difíciles. Hay muchos jóvenes participando, pero sin perder de vista la defensa de los derechos”.

El dirigente aseguró que la CGT mantiene su disposición al diálogo, aunque señaló que el Gobierno “no escucha”. En ese sentido, anticipó una estrategia multisectorial de resistencia, combinando presión judicial, legislativa y, si fuera necesario, movilización en las calles.
“Vamos a dar la pelea en todos los frentes: el judicial, el legislativo y, si hace falta, también en la calle. No vamos a permitir que destruyan el movimiento obrero argentino”.
Finalmente, Argüello reivindicó la raíz peronista del sindicalismo, aunque aclaró que la defensa de los trabajadores trasciende los partidos:
“Soy peronista, pero el sindicalismo representa a todos los trabajadores, piensen como piensen. Lo que defendemos son los derechos, no un partido político”.

La nueva conducción de la CGT emerge en un contexto de fuerte pulseada ideológica con el gobierno libertario. La frase de Argüello —“si no hay diálogo, habrá justicia y calle”— sintetiza una advertencia política: la central obrera se prepara para un enfrentamiento de largo aliento con Milei, que busca reconfigurar las relaciones laborales.

Mientras el Ejecutivo avanza con la reforma, la CGT intenta recomponer su autoridad y legitimidad, con una narrativa de resistencia social que, por primera vez en años, vuelve a articular discurso gremial, oposición política y defensa del modelo sindical argentino.


