La trama secreta de la salida de Eduardo Serenellini, el ex funcionario que Karina Milei expulsó del Gobierno
29 de enero de 2025
Tras su renuncia al cargo de Secretario de Comunicación y Prensa del gobierno de Javier Milei, la historia detrás de esta salida parece ser menos voluntaria de lo que él mismo dejó entrever.
Este martes, pasadas las 15 horas, Eduardo Serenellini compartió en sus redes sociales que había presentado su renuncia al cargo de Secretario de Comunicación y Prensa del gobierno de Javier Milei. Sin embargo, la historia detrás de esta salida parece ser menos voluntaria de lo que él mismo dejó entrever.
En un país donde los despidos se han vuelto una constante, especialmente cuando los funcionarios no comparten el pensamiento ideológico absoluto del Presidente, la renuncia de Serenellini parece ser solo una nueva pieza en el rompecabezas de la administración libertaria.
Por razones personales he presentado mi renuncia al cargo de Secretario de Prensa de la Nación al presidente Javier Milei.
— Eduardo Serenellini (@edserenellini) January 28, 2025
Agradezco su confianza y conservo una gran amistad .
Desplazamientos encubiertos
Según el periodista de C5N, Lautaro Maislin, fuentes cercanas al Gobierno confirmaron que la salida de Serenellini no fue una decisión propia, sino una obligación impuesta por la administración. En sus declaraciones, Maislin reveló que la hermana de Javier Milei, Karina, había dado la orden de que el funcionario debía abandonar su puesto antes de finalizar el mes. Como resultado, Serenellini acudió a la Casa Rosada y, en un gesto aparentemente cordial, presentó su renuncia al Presidente. Sin embargo, la realidad parece ser otra: en el gobierno de Milei, los desplazamientos de aquellos que no se alinean completamente con la ideología del líder son una constante.
Una gestión de cambios y desplazamientos
Este no es un caso aislado. Solo cuatro días atrás, otro desplazamiento resonó en los pasillos del poder: el despido de Rodolfo Barra de la Procuración del Tesoro. Aunque desde el Gobierno se trató de presentar este cambio como una renuncia voluntaria, Manuel Adorni, vocero presidencial, aclaró que la salida de Barra fue una decisión tomada por el Ejecutivo, lo que refleja la misma dinámica de control y alineación absoluta que parece caracterizar la administración de Milei.
La crisis de la coherencia ideológica en el gobierno
Estos desplazamientos, aunque presentados como actos administrativos rutinarios, subrayan un patrón inquietante en la administración de Javier Milei. A lo largo de casi 14 meses en el poder, la gestión libertaria ha demostrado una clara intolerancia hacia los funcionarios que no se adhieren férreamente a su pensamiento y visión. Serenellini, quien había sido uno de los miembros más visibles del equipo de comunicación del Presidente, expresó en su mensaje de renuncia que su salida respondía a "razones personales". Sin embargo, el contraste con otros cambios, como el de Rodolfo Barra, deja entrever que, en este Gobierno, la falta de alineación ideológica puede ser suficiente para justificar un desplazamiento.
¿Renuncia o control absoluto?
La cuestión no es solo la salida de funcionarios, sino el manejo autoritario detrás de estas decisiones. En un contexto donde los funcionarios se ven obligados a alinearse al pensamiento único del Presidente, la pregunta surge: ¿es este un Gobierno que permite la diversidad de pensamiento o uno que premia la obediencia ciega?
Este tipo de prácticas genera inquietud sobre la cohesión interna del Gobierno, mientras que a su vez refleja un modelo de gestión centralizado que, aunque eficientemente dirigido, puede estar limitando las posibilidades de crecimiento y pluralidad dentro del espacio político. Lo que estamos presenciando no es solo un Gobierno de renuncias, sino un Gobierno de desplazamientos y, en última instancia, de control absoluto.
¿Es esta la forma en que Javier Milei desea construir su gestión? ¿Estamos ante una administración que valorará la diversidad de pensamiento o solo la lealtad inquebrantable a sus principios? La forma en que se resuelvan estos casos podría determinar mucho sobre el futuro de la administración y el impacto en la cohesión política del país.